lunes, 28 de marzo de 2022

Estudio alerta sobre las consecuencias de vivir en un vecindario ruidoso

Agencias.- Vivir en un vecindario ruidoso quizá no solo le quite el sueño, sino que también podría aumentar sus probabilidades de sufrir un ataque cardiaco, señalan unos investigadores.

Concluyeron que 1 de cada 20 ataques cardiacos en Nueva Jersey se asociaba con el ruido del tráfico en las autopistas, de los trenes y del tráfico aéreo.

"Cuando las personas hablan sobre la contaminación, en general se refieren a las partículas en el aire o el agua", señaló el autor principal, el Dr. Abel Moreyra, profesor de medicina de la división de cardiología de la Escuela de Medicina Robert Wood Johnson de la Universidad de Rutgers en New Brunswick, Nueva Jersey.

"Pero hay otras formas de contaminación, y la contaminación acústica es una de ellas", explicó Moreyra en un comunicado de prensa del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology).

El ruido puede provocar un estrés crónico, problemas del sueño y afecciones como la ansiedad y la depresión, que podrían afectar a la salud del corazón, anotaron los investigadores.

Los hallazgos se presentarán de forma virtual el 2 de abril en la reunión anual del colegio de cardiología. Ese tipo de investigación se debe considerar preliminar hasta que se publique en una revista médica revisada por profesionales.

Los investigadores examinaron los expedientes de casi 16,000 residentes de Nueva Jersey que fueron hospitalizados por un ataque cardiaco en 2018, junto con datos estatales sobre el ruido diario por el transporte en sus vecindarios.

Los autores del estudio determinaron que un 5 por ciento de los ataques cardiacos eran atribuibles a unos niveles altos de ruido por el transporte, que se definió como un promedio de 65 decibeles o más a lo largo del día. Un nivel de ruido de 65 decibeles es similar a una conversación o una risa con un volumen alto.

Como se sacó un promedio de los niveles de ruido a lo largo del día, muchos pacientes podrían haber tenido unos periodos de tranquilidad relativa interrumpida por unos estallidos de ruido con un volumen alto del tráfico, los trenes o los aviones que pasaban, según Moreyra.

La tasa de ataque cardiaco fue un 72 por ciento más alta en los lugares con una exposición alta al ruido por el transporte que en las áreas con menos ruido: 3,336 frente a 1,938 ataques cardiacos por cada 100,000 personas.

Vivir cerca de carreteras y otras infraestructuras de transporte también significa una mayor exposición al escape de los vehículos y a otras formas de contaminación atmosférica particulada, que se ha vinculado con unas tasas más altas de enfermedad cardiaca.

"La contaminación atmosférica y el ruido van de la mano", advirtió Moreyra. "La pregunta es qué parte de este efecto se debe a la contaminación con partículas, y qué parte al ruido".

El estudio se hace eco de los hallazgos de varios estudios anteriores en Europa.

"Como cardiólogos, estamos acostumbrados a pensar sobre muchos factores de riesgo tradicionales, como fumar, la hipertensión o la diabetes", añadió Moreyra. "Este estudio sugiere que quizá debamos comenzar a pensar sobre la contaminación atmosférica y la contaminación acústica como factores de riesgo adicionales de la enfermedad cardiovascular".

Con información de HealthCare

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