Agencias.- Se acabó el misterio sobre lo que esconde la “bodega” de Bonafont en el municipio de Juan C. Bonilla, Puebla. Los pobladores y medios de comunicación dejaron al descubierto el pozo de “uso doméstico” que tiene la filial de Danone acusada de dejar sin agua a toda la población de la zona.
El pasado domingo 8 de agosto, pobladores de Juan C. Bonilla y la organización de “Los pueblos unidos” que incluye las localidades del Izta- Popo, irrumpieron en las instalaciones de Bonafont después de cinco meses de tener cerradas las puertas.
Fue el 21 de marzo cuando los pobladores de la región tomaron las instalaciones de Bonafont, bajo el argumento de que ha ocasionado una sobre explotación de los mantos acuíferos de la zona, por lo que hay escasez de agua en estos pueblos.
Incluso, acusaron que lleva más de 20 años robándose el agua de los pueblos sin que las autoridades hayan hecho algo al respecto y dándole facilidades, para que cause la sobre explotación de los mantos acuíferos.
Y ante estas acusaciones, tanto Bonafont como el Ayuntamiento de Juan C. Bonilla aseguraron que sus instalaciones en dicho municipio sólo son para resguardar los camiones y garrafones.
También reconocieron que tiene un pozo de agua, pero tanto la empresa como las autoridades municipales señalaron que solo es de “uso doméstico”, por lo que el agua que extrae de aquí solo se usa para lavar los baños, los pisos y en general la limpieza del lugar.
Sin embargo, en una fotografía que compartió el periodista Oswaldo Ceballos en su cuenta de Twitter, se puede observar que para extraer el agua del pozo de “uso doméstico”, usan una bomba industrial.
Hay un tubo de dimensiones industriales conectado al pozo, pero por la magnitud se trata de una bomba de agua de uso para la industria, no para la distribución de agua potable para baños y limpieza.
Desde el 21 de marzo pasado, pobladores que dicen ser de los municipios de Juan C. Bonilla —y sus juntas auxiliares como San Mateo Cuanala así como Zacatapec—, Domingo Arenas, Coronango, San Andrés Calpan, entre otros, y apoyados por la organización 28 de octubre, colocaron un campamento en la entrada de la empresa Bonafont.
Desde ese momento, los trabajadores ya no pudieron entrar a las instalaciones: sus autos se quedaron adentro, la firma quedó parada, se prohibió la entrada a los empleados, personal del Gobierno, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y uno que otro fisgón que hace hasta lo imposible por saber qué esconde la empresa en su interior.
En las puertas de Bonafont y para impedir la vista de afuera hacia adentro, los pobladores colocaron unas tablas aunque no cubren por completo el zaguán, la puerta para acceder a las instalaciones es custodiada por una viejita que se la pasa lavando trastes y ropa en un lavadero que se montó en el acceso principal.
Con información de Sin Embargo.
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